lunes, 19 de diciembre de 2011

Soledad

Soledad vino a verme...

Y entró por la puerta grande, oli su perfume rancio e indiscreto, con el vestido gris Oxford que le acomoda cuando esta de buenas y hace visitas. Hurgó por los rincones, le satisfizo el polvo que puso con esmero, me preguntó por las dos plantas que secó.

-¡Hace cuánto nos conocemos?

–No lo sé. bastante tiempo…-

Miró los trastes sucios, la ropa sucia y sonrió de ver , que su labor era plena.
Mayor gusto le dio ver al gato dormido, aburrido también con el día nublado a punto de llover.
Fijó su mirada en un libro (a menudo le desagrada que le quite atención y se la entregue a unas hojas de papel)….lo hojeó y lo aventó encima de la cama restándole importancia.
Siguió con su visita en mi alacena, le dio asombró tanto hueco….casi feliz, deja su firma de “supervisado” en el refrigerador.

-Espero verte el siguiente mes- me dijo

-No lo sé- Hace frío y los recuerdos no ayudan, a lo más, te dejare un recado si decido marcharme.-

-Tienes que estar, no quiero venir en vano y descubrir que hay nuevos inquilinos, odio tener que empezar…competir con estupideces como la tele o el radio, ya lo ves, contigo me costó trabajo.-

-Sé que odias venir y encontrarme ocupada en mi, o en mis sueños, lo siento…quisiera también a ti cumplirte, pero esta vez no tengo ganas ni ánimo para volverte a encontrar, no lo tomes personal, sólo te lo comento-

Un poco molesta Soledad, (que nunca se enoja porque si se marcha enfadada no tiene la humildad para volver, y entrar pidiendo disculpas)me miro. Sus ojos como siempre me hicieron ver de cerca, el pasado. Un escalofrío, el de siempre, me recorrió los cabellos y paralizo mis recuerdos, Y sin apartarme la vista tomó entre sus manos mi libro…lo colocó en el librero, entre otros tantos, y me dio uno que ella escogió:
-Toma este, te servirá en lo que vuelvo-
¡¡¡Mas de mil páginas!!

-Si, eso te funcionará mientras-

- Además, te dejó el ordenador, la red y tu soberbia ante el espejo, eso sin duda hará que nos encontremos de nuevo.-Dijo en su tono mas compasivo.

Y me besó en la mejilla a modo de despedida, y sentí sus labios fríos, huecos, casi imperceptibles al tacto, y su vaho me recordó que desde hace días no me baño…que son las siete de la tarde y aún no desayuno, que hace rato ni siquiera reviso el correo y que me da igual.
Entonces, se marcho, como todo en mi vida, porque cuando la soledad se va y te deja a solas, no viene el hastío, sino el vacío. Su ausencia dejó un inacabable llanto que ya no se puede expresar en súplicas ni en lágrimas.

Y ahora, por eso, leo este inacabable libro y me entretengo escribiendo, mientras regresa quien sabe si para mudarse definitivamente a mi apartamento.
Y también por si acaso ya lave los trastes, limpie el polvo y recogí lo tirado en el suelo, buscaré ahora estrategias mas efectivas que las de ella, para evadirme y evadir su encuentro.

2 comentarios:

  1. "un hombre solitario pero siempre bien acompañado" así es como me pudiera describir, me gustó mucho la manera en que describes a esta amiga la soledad. Yo siempre estoy listo para recibirla es gran amiga mía solo que no se ponga pesada porque ahí si que la despido rápido.
    Saludos

    ResponderEliminar
  2. La soledad no es la misma para todas las personas. La soledad del lector es un campo verde sembrado de flores y un firmamento rociado de estrellas. La soledad del no lector es un cielo oscuro y un camino sembrado de basura. Me gusto que en este relato Soledad te haya ofrecido un libro. Lo dificil es cuando Soledad se pone violenta y te avienta de bruces contra el espejo de tu vida. Y hace que te contemples, tal y como eres, le encanta que te embarres la cara con tus remordimientos y tus temores. Muy padre Paty.

    ResponderEliminar

Te gusto? Yo sé, yo sé...expresalo, anda, vamos..