Son sonetos



Ya no vivo aquí

El alma corrió al mar,
Mi pasión se queda en mis zapatos de  baile, esperando,
Lo que me anima se refugia en la luz,
Y la esperanza vacacionando.

¿Y qué hace este cuerpo nebuloso,
viviendo en recuerdos, en fotos, en otros?
Escribe sentada afuera de casa, viendo,
Queriendo, nada más. Obviando.

Ya no vivo aquí,
Estoy en mudanza permanente, eterna,
Cambiando, mutando sin encontrar definitivo amparo,
Siendo seguida y anhelada, bruma.

No creo en refugios malsanos para sobrevivir,
No creo en nidos vacios, ni en amores nocturnos,
Ni brillos fatuos, ni en invernaderos artificios,
No creo en ilusas palabras, demasiada realidad.

Siento lluvia, siento fuego,
Caos y alivio, de poder expresar,
De poder escapar,
Y seguir muy a mi pesar.
Por eso, ya no vivo aquí.







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Muriendo de amor
Me estoy muriendo de amor y nadie se da cuenta.
Mis paseos largos, languidecen,
se acortan y cortan flores sin mirarlas,
Y solo, sola me miro pronunciando esperanza,
y como en fiesta, animándome se cansan.

Yo sólo se que me muero de amor, y nadie se da cuenta.

Que en el año los dias se doblan y eternos trascurren dos y hasta tres veces sobre su calendario
Pasan los sabados, los domingos y ni una mosca vuela, señal de que ni siquiera apesta este amor desolado.

Nadie se da cuenta, que muero.

Todos viven, platican, rien sin embargo, y yo mientras muero.

Que significara tanta indiferencia:
¿Qué los muertos a los vivos envidian o que los vivos a los muertos presienten cerca?
Y me muero cada vez mas lento de amor y cada vez menos gente se da cuenta.

Mi risa no risueña, apenas mueca empuja la rutina,
la cotidiana rutina donde todos mueren conmigo.
A nadie le importa mirar a los muertos de amor,
 espanta tanto el desamor que evitan nombrarlo,  evitan mirarlo.

Lenta, violenta y sin tregua, la muerte me mata,
el amor me mata, el desamor me mata,
la indiferencia me mata
y me mata, no acabarme de morir.

 




Sumisión
Me agrede todo tu ser
Me inquieta tu presencia
La calma tantos años fabricada
Me violentas los sentidos con tus risotadas.

Y emanas toda tu vida,
Con desparpajo, y me ofende,
Porque yo no puedo hacerlo
Y me duele porque me lleno poco

Me siento agredida por tu desconsiderada alegría,
Que a veces, muy a veces me dedicas,
Porque no te detienes a pensar si después me faltarás,
Si te extrañaré.

Y en tu inmensa violencia,
Tus ojos lloran, tu boca rie,
Y tu alma baila,
Suficiente para confundirte, para odiarte.

Ya te lloró, jamás me había sometido,
Tanta agresión,
Ni me había rendido a ningún verdugo,
Sé que extrañaré este dolor.


 



Mudanza
Se me mudo el corazón
A un lugar que sólo yo sé,
Tan aprisa, tan decidido
Que no pude preguntar por qué.

No sé si fue súbita
O premeditada la forma,
Tenía ganas de irse a un lugar más cálido,
Lo demás no importa.

Se me mudo el corazón
Casi sin darme cuenta,
Sólo hasta que se llevo
Su último aliento, sentí el hueco.

Y me dio alegría porque
Escogió un lugar lleno de fiesta,
Y lloré de gusto porque justo cabía,
Se amoldaba perfecto a la nueva celda.
Se me mudo el corazón
Y aprendió lenguaje nuevo,
le tomo tiempo, pero como
estaba abierto, lo aprendió.
Y no sólo dijo palabras nuevas,
Sino que hasta las cantó.

Patyo ázul



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-->Mi playa
Se me salió el mar,
Por los ojos, inundándolos,
Anegándolos con la misma sal,
Con la misma fuerza.

Buscando correr, alcanzar,
Viajar, conocer,
Buscando simplemente
Manifestar todo su ser.

Y se me salió casi todo,
Se me quedo casi nada,
Pero con que pocas gotas,
Se inician las marejadas.

Ahora de nuevo, todo en paz
Con una aparente calma,
con el oleaje tierno,
se nivela el agua.

Qué bueno es tenerte,
Como sol, como playa
y reposar mi espuma
sobre tu alma.


 

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Dedicado a un pobre hombre estudiado, en Madrid.


Como un reflejo en el fondo del pozo, te veo,
Ni tu ni yo creemos existir sin luz,
Por ello, nuestros contornos son tan parecidos,
Solo que tú, estas en el fondo, opaco.

Te creí cercano a mi porque susurraste algo,
Lejos te vi, cuando mas lejos vi mi casa,
Más lejos te vine a enterrar, en arena fría,
Incrédula de tu escencia.

No te llora de quien celos y amor piensas,
Ni vacío irreparable dejas,
Sólo desencanto al verte rebotar el agua,
Con estrépito vulgar y arrebato.

Mi luz y mi sombra son reales;
Ilusión tu existencia fatua,
Ni claro ni turbio, ni tez, ni altura,
Solo ves lo que la social genética te hereda.

Me corresponde pues, poner fin, en silencio
Que veas, con mi dignidad lo que es clase y no soltura.
Aunque al que flores persigue, bien sabe,
Al final, que la belleza no perdura.
Yo no soy flor, soy niebla oscura,
Soy invencible viento, no noches oscuras.
 



Memoria

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Del eterno sueño,
Se levanta por un instante la memoria
Asi, cansada, adormilada,
Palpando con sus brumosas manos algo de qué  asirse.

Y sólo toca el vidrio de la ventana,
El marco de la ventana.

La memoria es solo espacio,
Partículas de imagen,
Que quizá tenga olor, color, rara vez sabor.

Adormilada, recuerda mas que despierta,
Mi memoria se cansa de día,
Juega de noche
Y busca en la penumbra a otras memorias.

La alimento con fotos de gente que no conozco,
Con paisajes que aún no sé.

Y ella, en acto reflejo,
Busca apearse de lo que sea,
Abre las manos al vacío y apropiarse de lo primero que toca.

Asi, de un instante eterno, etéreo,
Entre sueños, es cómo por las noches,
Se levanta mi memoria.
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Sonsoneto
 No juzgues cono defecto,
Lo que tanto tiempo se acuñó como perfecto,
Que al demostrar que existe dentro de mi, lo feo y lo bello,
Sólo demuestro que mi ser está completo.

Si por mostrarme insegura,
Enseño la tormenta de mi alma,
Mejor apreciaras el oasis
En que mi seguridad descansa.

No juzgues como defecto,
Lo que tu ciencia no alcanza.
Que mas entenderás de mi,
Cuando la bruma, el sol levanta.

Desnuda, frente a mi,
Lo que veo no es reflejo,
Solo una dulce copia en el espejo.



 Caos

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Hubo caos,
Confusión, fuego,
Brazas vivas
Como en todo principio

Hubo caos
No había vida
Sino una atmósfera
Rara, irrespirable

Hubo caos,
Y la nada reinaba
Dueña del silencio
¡Imperaba la creación!

Luego, un escándalo
La vida comenzaba
Bullicio de expresiones
Soliloquio de la naturaleza

Destellaban los colores
¡Sonidos nuevos,
Para oídos nuevos!
¡Aire l fin a los sentidos!

Hubo caos,
Lo recuerdo tácitamente,
Porque asi y no de otra manera,
Es como sé
Que nace el amor.




La Higuera

La higuera

A salvo del desmayo,
Bajo su sombra me amparo
Siempre tierna, siempre fresca
Casi agonizante en mayo.

Sin pedir nada, vive dando,
Cerrando mejor que nadie ciclos,
Buscando? No….sólo esperando,
Ofreciendo sus frutos, su canto.

Llena de vida, de juego
Su dulzura es tangible, se sabe,
Se paladea en forma de miel
Y los ladronzuelos del cielo
Se regocijan al posarse en sus frutos,
En su follaje, en su ser.

Invencible, incansable, sobrevive
A diciembre, casi muere en enero,
Nadie se da cuenta hasta febrero
Donde grita con verdes ¡Volví!
Y con higos en abril ¡ Sí, soy yo!

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